No fue un buen día para el Manchester, que goleó al Stoke pero perdió la Premier League porque el Chelsea no falló, y pudo no serlo para Fabio Capello y toda Inglaterra. En el minuto 75, cuando desde Londres llegaban en cascada las noticias de los goles del Chelsea (8-0), Wayne Rooney abandonaba el césped de Old Trafford con evidentes molestias. El fútbol inglés, a poco más de un mes del inicio del Mundial, contuvo el aliento.